jueves, 24 de noviembre de 2016

Giancarlo Livraghi.

Giancarlo Livraghi.
Periodista, Editor, bibliógrafo y filósofo Italiano. 1927- 2014

Entre la copiosa literatura que existe sobre la estupidez, de los cuales conozco unos cuantos, he leído unos pocos y desconozco cuantos muchísimos más existen, estoy entretenido con El poder de la estupidez de Giancarlo Livraghi. Periodista y editor italiano, recientemente desaparecido (2014) y que en unas sencillas 276 páginas nos alumbra, no pocas cualidades, sobre la estupidez humana.

Como muchos de los intelectuales que han tratado la estupidez como un problema serio de la humanidad, cae en la cuenta de que, es estúpido definir la estupidez. Se sorprende de que, cómo un problema tan grave se haya comprendido tan poco
Uno de los problemas es que resulta muy difícil definir la estupidez… o la inteligencia. Sin embargo, aún careciendo de una definición teórica y rigurosa del concepto, podemos desarrollar algunas ideas útiles sobre la estupidez humana y sus efectos espantosos.
Ya lo decíamos en el artículo anterior del 14 de Nov. Hablando de definir la estupidez. No vamos a volver sobre el tema otra vez, porque entendemos que ha quedado suficientemente claro. Alguna alusión se hará en otros artículos, pero como mera referencia.
Comenzó Livraghi a publicar artículos sobre la estupidez allá por 1996 en una web norteamericana,  The power of Stupidity, Texto en inglés, causando gran controversia para, mas tarde, en  2002 publicaría La estupidez del poder. En italiano y por fín en 2004 publicó bajo el título El poder de la estupidez en el que refleja los artículos que dio a luz desde 1996 . La edición que tengo en mis manos es en castellano de 2010 comprada en el mercado de 2ª mano a un precio módico.

Comienza planteando que la estupidez es un problema feo. Y critica con elegancia a las personas poderosas e influyentes que deciden y actúan en temas de gran importancia que conllevan consecuencias a gran escala y a largo plazo. Mantiene que la única fuente de terribles errores es la pura y simple estupidez. Algo que aclara con un comentario eficaz en el adagio de la Navaja de Hanlon. “No atribuyas nunca a la malicia lo que se puede explicar adecuadamente con la estupidez.”.
Mantiene además que la estupidez nunca actúa sola, casi siempre va acompañada de otros factores, con resultados devastadores. Algunas veces pueden resultar divertidos… hasta que descubrimos que pueden ser trágicos.
Entre las cosas que las universidades estudian, investigan y experimentan hay teorías científicas muy serias y otros que no lo son tanto, incluso ideas que causarían sonrojo o risas entre el vulgo. Sin embargo no existe un planteamiento serio, que diese apoyo a una ciencia que muy bien pudiera llamarse “Estupidología”  
Livraghi hace un comentario sobre un libro del profesor Walter B Pitkin, profesor que fue de la universidad de Columbia, titulado “Breve introducción a la historia de la estupidez humana”. Dice lo siguiente “Antes de leer el libro hay una pregunta obvia. ¿Por qué denominó – breve introducción- a un libro de trescientas páginas? Al final se anuncia: < Epílogo: Ahora estamos listos para comenzar a estudiar la Historia de la estupidez.> Y nada sigue. El profesor Pitkin era un hombre sabio. Era consciente de que toda la vida no basta para cubrir ni siquiera un fragmento de un tema tan amplio. De forma que publicó una introducción y nada más.”
También Pitkin afirmaba la gran dificultad de estudiar la estupidez al carecer de un elemento fundamental como es una definición. Cuestión importante es la que resaltan casi todos los estudiosos sobre el tema, la escasez de estudios serios dedicados a la estupidez, a la vista del vergonzoso dominio que la necedad tiene sobre nosotros.
Sigue Livraghi hablando sobre la estupidología tratando de dar una definición. “La estupidología consiste, en lo esencial, en intentar comprender por qué las cosas salen mal y como la estupidez humana causa la mayoría de nuestros problemas. Pero incluso en los casos en los que la necedad no es la causa original de un contratiempo, las consecuencias de éste empeoran debido a la estupidez de nuestras reacciones y la torpeza de nuestros intentos de hallar una solución.
Se trata de un análisis esencialmente diagnóstico, no terapéutico. En su concepto más básico nos indica que, si logramos comprender como funciona la estupidez, tendremos más oportunidades de controlar sus efactos.”
Más claro, agua. No se puede controlar del todo la estupidez, es algo que forma parte de nuestra condición como humanos que somos. No obstante si somos capaces de localizar dónde está agazapada para sorprendernos, amenazando con aparecer de improviso, conseguiremos que no nos sorprenda y podamos corregir o impedir sus devastadores efectos.
La estupidez no es una enfermedad en la que no hay patología ni síntomas como tales de una deficiencia moral, la estupidez, sin embargo, se relaciona con los fallos más peligrosos de la conducta humana. La mayoría de las teorías en psicología sobre la inteligencia, pasan por alto el tema de la estupidez, lo cual es grave pues es la psicología la que mejores herramientas tiene para estudiar a fondo tamaño problema.
James Welles en un trabajo publicado en 1986 en el que expuso claramente que la estupidez es uno de los problemas menos analizados y comprendidos en el estudio de la cultura humana. Él aventura que cuanto más nos adentramos en el problema en cuestión, lo hacemos por un territorio sin mapas. Pero la exploración de esas tierras ignota puede resultar de lo más interesante y, además, cuando empecemos a comprender cómo funciona la estupidez, contaremos con el alivio de estar mejor preparados para lidiar con su insidioso poder.

El poder de la estupidez.
Giancarlo Livraghi. Editorial Critica 2010

lunes, 14 de noviembre de 2016

ESTUPIDEZ. Definiciones.


Hablar de la estupidez, aparte de estúpido, es complejo, y es complejo porque el campo de actuación que abarca la estupidez es tan grande, infinito según algunos autores, que es lo más complicado de hacer a pesar de que en un principio parezca sencillo.
Todos cometemos estupideces  en algún momento de nuestra existencia. Puede que sean pocas o muchas, todo va en concordancia con el grado de estupidez que portemos en nuestro acervo. Bien es cierto que cometer alguna estupidez en un momento puntual no va a reportarnos inconvenientes mayores que la propia estupidez cometida. Pero la acumulación de pequeñas estupideces, algo muy frecuente entre los estúpidos, puede ocasionar una auténtica catástrofe debido precisamente al número desatinado de ellas. Lo explicó claramente A. Camus cuando expresó que “la estupidez insiste siempre”, está claro que si no andamos con cuidado podemos estar rodeados por los efectos no deseados de la estupidez.
Pero centrémonos en lo concreto: Para poder entender un fenómeno, lo primero que debemos hacer es definirlo, y, como la ciencia recomienda, describir dicho fenómeno como uno más de la naturaleza, al fin y al cabo está ahí actuando en el entorno del ser humano como un componente más.
El problema que hemos encontrado es que muchos filósofos, psicólogos, sociólogos e intelectuales en general, que han investigado seriamente el fenómeno de esta faceta del fracaso de la inteligencia, no han llegado a una definición común y concreta, como se puede definir la Medicina o la Ingeniería, incluso algo tan complejo como la Economía. Esta falta de consenso creemos se debe al abanico de posibilidades que la estupidez oferta.
Cada cual da su definición, y  aunque siendo muy válidas todas, para explicar lo que es la estupidez. Dentro del contexto definido podríamos dar por aceptables todas y cada una de ellas, pero después de leerlas, creemos que se quedan cortas en lo definido… como incompletas. Entendemos que es imposible abarcar de forma absoluta todo el campo de actuación de la estupidez. ¡Es tan grande! Decía Albert Eistein, autor de la teoría de la relatividad: “Hay dos cosas infinitas: El Universo y la Estupidez humana. Del Universo no estoy tan seguro.”  Ahí radica el problema, en el carácter infinito del fenómeno.

Dicho esto, pasemos a intentar definir la estupidez con varios de los ilustrados en la materia, por cierto, no por estúpidos, sino como estudiosos del fenómeno.
En un blog, de los muchos que circulan por internet, llamado “Zombie Indahouse” extraigo esta definición que es bastante coherente:
            Es la actitud y/o comportamiento de una persona que comete actos torpes e impertinentes. Alguien que parece tener dificultades para entender lo más elemental para luego expresarlo de forma correcta en el lugar y momento oportunos. Así mismo su presencia y conducta suele incomodar a su entorno.
Satisfactoria pero incompleta. Dentro de la estupidez hay también intención, no solo ese comportamiento es absurdo, también es intencionado por premisas, verdaderas o no, en la búsqueda de algo que solo el estúpido conoce y que condicionan esa conducta completamente estúpida. Generalmente el estúpido busca ganarse  el aprecio o el respeto de su entorno cercano, se expresa con ostentación de que todo lo sabe, y lo que no sabe pretende hacer ver que es un experto. Pues bien,  mas tarde o más temprano conquista  el menosprecio de su entorno inmediato, cercano o más alejado,  porque la estupidez es difícil de ocultar mucho tiempo. Hay estúpidos muy significados a los que tenemos por ilustrados, que a veces son los que cometen las mayores estupideces. Volveremos sobre ellos más adelante.
Jose Antonio Marina en el prólogo de su libro “La inteligencia fracasada”(2)  expone que: “Si existe una teoría científica sobre la inteligencia, debería haber otra igualmente científica sobre la estupidez. Creo, incluso, que enseñarla como asignatura troncal en todos los niveles educativos produciría enorme beneficios sociales.” Razona que; esto vacunaría contra la tontería y de la que es urgente la necesidad de hacer una profilaxis profunda, puesto que es un morbo del que todos podemos contagiarnos.
Del mismo modo Giancarlo Livraghi empieza su libro, “El poder de la estupidez” (4) con esta lapidaria frase: “La estupidez es un problema serio”  Y, sí, es un problema muy serio que si no se toma en cuenta podemos pagarlo muy caro. Muchos de los acontecimientos históricos que han cambiado el curso de una civilización han sido por la intervención de una decisión estúpida. Lejos de la casualidad, que también ha tenido importante influencia en dichos acontecimientos, pero esta no tiene nada que ver con el tema que estamos tratando. La estupidez ha conducido al fracaso mas estrepitoso las gestas que pretendían ser un éxito glorioso.

En su libro ¿La Estupidez? Veintiocho siglos hablando de ella. Lucien Jerphagon expone en el prólogo lo siguiente, cito textualmente: “A lo largo de la historia ha habido personas, y no precisamente insignificantes, que han denunciado la estupidez,  por no usar otras palabras que nos vienen a la mente. Es posible olerla en todas partes y flota en el ambiente de todas las épocas. De algún modo se encuentra en la Atmósfera”.
Está claro que forma parte inseparable del ser humano y su entorno como un fenómeno inseparable del mismo, pero que nunca se ha considerado como un factor determinante en el devenir de nuestras vidas. En nuestro fuero interno sabemos que es la estupidez, pero somos incapaces de definirla con precisión porque en realidad es una idea vaga que adaptamos ante la presencia de la misma, en su contexto real y la variante que nos ofrezca en ese momento.
La estupidez es de por sí indefinible, son pocos los estudiosos que se han atrevido a meterse en semejante pantano. Trato de explicar que por muy bien que queramos definirla, no lo vamos a conseguir en su plenitud. La estupidez se presenta de forma imprevista, como imprevistas son sus consecuencias, y además está sujeta a una variabilidad extensísima con lo cual se nos hace un mundo llegar a ello.


Bibliografía
1.- ¿La estupidez? Veintiocho siglos hablando de ella.
Lucien Jerphagon. Edt. Paidos 2011
2.- La inteligencia fracasada (Teoría y práctica de la estupidez)
            José Antonio Marina. Edt. Anagrama. 2004
4.- El poder de la estupidez. Giancarlo Livraghi.
            Edt. Planeta. 2010


lunes, 7 de noviembre de 2016

Leyes fundamentales de la estupidez humana

Leyes fundamentales de la estupidez humana
Carlo Maria Cipolla. (1922-2000) Fue un estudioso de la historia económica, con un enfoque humanista y en ocasiones humorístico de la misma, mostró un mayor interés en las causas que han provocado determinadas situaciones económicas y sociales a lo largo de la historia, que por hechos materiales y cifras concretas. Fue también conocido por sus artículos sobre la superpoblación y un ensayo satírico sobre la estupidez humana.

Con respecto a esto último publicó un libro sobre la estupidez que no tiene desperdicio titulado “Allegro ma non Troppo”. Dividido en dos ensayos completamente distintos. En el primero habla de la evolución y desarrollo económico en la Edad Media “El papel de las especias (y de la pimienta en particular)”  El otro ensayo se titula “Las leyes fundamentales de la estupidez humana”

Para comenzar, lo haremos estructuralmente para poder entender o comprender, si se puede, algo sobre esta característica de ciertas personas difícilmente explicable,  hablaremos de las leyes fundamentales de la estupidez humana. Tendremos en cuenta siempre que todo lo que se lea sobre el tema debe ser pasado por este tamiz intelectual finamente delineado por el señor Cipolla (Por si algún estúpido lee esto, el apellido del autor se lee en castellano Cipola. Nada que ver con lo que está pensando) Conviene hacer estas aclaraciones, como otras que haré, por que el estúpido necesita que se le descifren ciertas cosas, las más simples son las que comprenden con mas dificultad, que nunca entenderá sin tal esclarecimiento.
Me he dejado llevar por la estupidez. Pero está claro que para poder entenderla “????” a veces hay que colocarse en o de su lado.

En el prólogo del libro que tengo en mis manos el autor comenta que la sociedad organizada en la que vivimos y que compartimos con las otras especies, “los seres humanos tenemos el privilegio de tener que cargar con un peso añadido, una dosis extra de tribulaciones cotidianas, provocadas por un grupo de personas que pertenecen al propio género humano. Este grupo es mucho más poderoso que la Mafia, o que el complejo industrial-militar o que la internacional comunista. Se trata de un grupo no organizado, que no se rige por ninguna ley, que no tiene jefe, ni presidente, ni estatuto, pero consigue, no obstante, actuar en perfecta sintonía, como si estuviese guiado por una mano invisible, de tal modo, que las actividades de cada uno de sus miembros contribuyen poderosamente a reforzar y ampliar la eficacia de todos los demás miembros.”

Hecha esta aclaración pasa a enumerar y describir cada una de las leyes que el propone en este ensayo.

Primera ley fundamental: Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de estúpidos que circula por el mundo.
Es innegable que los estúpidos no están en ningún censo, ni en una estadística. El caso es que la estupidez puede aparecer en cualquier momento y lugar sin previo aviso. Cualquier persona que tenemos por seria y cabal, puede sorprendernos con cualquier estupidez, dejándonos asombrados por inesperado. También es verdad que cualquiera de nosotros puede cometer una estupidez, que puede ser casual sin que nadie nos tome por estúpidos o imbéciles. Es la reiteración la que hace que se etiquete a alguien de estúpido.
Por eso la primera ley impide hacer una estimación numérica ya que siempre será una subestimación.

Segunda ley fundamental: La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la propia persona. Ésta segunda ley fundamental establece que no todos los humanos somos iguales, que algunos son estúpidos y otros no lo son, y que la diferencia no la determinan fuerzas  o factores culturales, sino los manejos biogenéticos de una inescrutable Madre Naturaleza.
A este propósito, la Naturaleza parece realmente haberse superado a sí misma. Es archisabido que la Naturaleza, de un modo mas bien misterioso, actúa de tal manera que mantiene constante la frecuencia relativa de ciertos fenómenos naturales.

La tercera ley fundamental (Llamada ley de oro por el propio autor) dice lo siguiente: Una persona estúpida es alguien que causa un daño a otra persona o grupo sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obtiene un perjuicio. Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace. En realidad no existe explicación – o mejor dicho- solo hay una explicación: la persona en cuestión es completamente estúpida. Sobran más explicaciones.

Loas persona no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error. A lo largo de los siglos, en la vida pública y privada, innumerables personas no han tenido en cuenta esta Cuarta Ley Fundamental y eso ha ocasionado pérdidas incalculables a la humanidad.

Quinta Ley Fundamental: La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado. Esta ley es muy mencionada por que en la historia de la estupidez se ha podido comprobar que el estúpido comete estupideces que no tienen un orden o un método de acción, no piensa en las consecuencias, al contrario que el malvado que planifica y/o racionaliza sus malvadas acciones en espera de un beneficio, el estúpido no, el método y la planificación, además de la espera de resultados no entran en su forma de hacer, marcha a impulsos de sus propios “pensamientos” que nada tienen que ver con la razón.