lunes, 14 de noviembre de 2016

ESTUPIDEZ. Definiciones.


Hablar de la estupidez, aparte de estúpido, es complejo, y es complejo porque el campo de actuación que abarca la estupidez es tan grande, infinito según algunos autores, que es lo más complicado de hacer a pesar de que en un principio parezca sencillo.
Todos cometemos estupideces  en algún momento de nuestra existencia. Puede que sean pocas o muchas, todo va en concordancia con el grado de estupidez que portemos en nuestro acervo. Bien es cierto que cometer alguna estupidez en un momento puntual no va a reportarnos inconvenientes mayores que la propia estupidez cometida. Pero la acumulación de pequeñas estupideces, algo muy frecuente entre los estúpidos, puede ocasionar una auténtica catástrofe debido precisamente al número desatinado de ellas. Lo explicó claramente A. Camus cuando expresó que “la estupidez insiste siempre”, está claro que si no andamos con cuidado podemos estar rodeados por los efectos no deseados de la estupidez.
Pero centrémonos en lo concreto: Para poder entender un fenómeno, lo primero que debemos hacer es definirlo, y, como la ciencia recomienda, describir dicho fenómeno como uno más de la naturaleza, al fin y al cabo está ahí actuando en el entorno del ser humano como un componente más.
El problema que hemos encontrado es que muchos filósofos, psicólogos, sociólogos e intelectuales en general, que han investigado seriamente el fenómeno de esta faceta del fracaso de la inteligencia, no han llegado a una definición común y concreta, como se puede definir la Medicina o la Ingeniería, incluso algo tan complejo como la Economía. Esta falta de consenso creemos se debe al abanico de posibilidades que la estupidez oferta.
Cada cual da su definición, y  aunque siendo muy válidas todas, para explicar lo que es la estupidez. Dentro del contexto definido podríamos dar por aceptables todas y cada una de ellas, pero después de leerlas, creemos que se quedan cortas en lo definido… como incompletas. Entendemos que es imposible abarcar de forma absoluta todo el campo de actuación de la estupidez. ¡Es tan grande! Decía Albert Eistein, autor de la teoría de la relatividad: “Hay dos cosas infinitas: El Universo y la Estupidez humana. Del Universo no estoy tan seguro.”  Ahí radica el problema, en el carácter infinito del fenómeno.

Dicho esto, pasemos a intentar definir la estupidez con varios de los ilustrados en la materia, por cierto, no por estúpidos, sino como estudiosos del fenómeno.
En un blog, de los muchos que circulan por internet, llamado “Zombie Indahouse” extraigo esta definición que es bastante coherente:
            Es la actitud y/o comportamiento de una persona que comete actos torpes e impertinentes. Alguien que parece tener dificultades para entender lo más elemental para luego expresarlo de forma correcta en el lugar y momento oportunos. Así mismo su presencia y conducta suele incomodar a su entorno.
Satisfactoria pero incompleta. Dentro de la estupidez hay también intención, no solo ese comportamiento es absurdo, también es intencionado por premisas, verdaderas o no, en la búsqueda de algo que solo el estúpido conoce y que condicionan esa conducta completamente estúpida. Generalmente el estúpido busca ganarse  el aprecio o el respeto de su entorno cercano, se expresa con ostentación de que todo lo sabe, y lo que no sabe pretende hacer ver que es un experto. Pues bien,  mas tarde o más temprano conquista  el menosprecio de su entorno inmediato, cercano o más alejado,  porque la estupidez es difícil de ocultar mucho tiempo. Hay estúpidos muy significados a los que tenemos por ilustrados, que a veces son los que cometen las mayores estupideces. Volveremos sobre ellos más adelante.
Jose Antonio Marina en el prólogo de su libro “La inteligencia fracasada”(2)  expone que: “Si existe una teoría científica sobre la inteligencia, debería haber otra igualmente científica sobre la estupidez. Creo, incluso, que enseñarla como asignatura troncal en todos los niveles educativos produciría enorme beneficios sociales.” Razona que; esto vacunaría contra la tontería y de la que es urgente la necesidad de hacer una profilaxis profunda, puesto que es un morbo del que todos podemos contagiarnos.
Del mismo modo Giancarlo Livraghi empieza su libro, “El poder de la estupidez” (4) con esta lapidaria frase: “La estupidez es un problema serio”  Y, sí, es un problema muy serio que si no se toma en cuenta podemos pagarlo muy caro. Muchos de los acontecimientos históricos que han cambiado el curso de una civilización han sido por la intervención de una decisión estúpida. Lejos de la casualidad, que también ha tenido importante influencia en dichos acontecimientos, pero esta no tiene nada que ver con el tema que estamos tratando. La estupidez ha conducido al fracaso mas estrepitoso las gestas que pretendían ser un éxito glorioso.

En su libro ¿La Estupidez? Veintiocho siglos hablando de ella. Lucien Jerphagon expone en el prólogo lo siguiente, cito textualmente: “A lo largo de la historia ha habido personas, y no precisamente insignificantes, que han denunciado la estupidez,  por no usar otras palabras que nos vienen a la mente. Es posible olerla en todas partes y flota en el ambiente de todas las épocas. De algún modo se encuentra en la Atmósfera”.
Está claro que forma parte inseparable del ser humano y su entorno como un fenómeno inseparable del mismo, pero que nunca se ha considerado como un factor determinante en el devenir de nuestras vidas. En nuestro fuero interno sabemos que es la estupidez, pero somos incapaces de definirla con precisión porque en realidad es una idea vaga que adaptamos ante la presencia de la misma, en su contexto real y la variante que nos ofrezca en ese momento.
La estupidez es de por sí indefinible, son pocos los estudiosos que se han atrevido a meterse en semejante pantano. Trato de explicar que por muy bien que queramos definirla, no lo vamos a conseguir en su plenitud. La estupidez se presenta de forma imprevista, como imprevistas son sus consecuencias, y además está sujeta a una variabilidad extensísima con lo cual se nos hace un mundo llegar a ello.


Bibliografía
1.- ¿La estupidez? Veintiocho siglos hablando de ella.
Lucien Jerphagon. Edt. Paidos 2011
2.- La inteligencia fracasada (Teoría y práctica de la estupidez)
            José Antonio Marina. Edt. Anagrama. 2004
4.- El poder de la estupidez. Giancarlo Livraghi.
            Edt. Planeta. 2010


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